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Lo absurdo en la cotidianidad

Por: John Montero

“El absurdo es que salgas por la mañana a la puerta y encuentres la botella de leche en el umbral y te quedes tan tranquilo porque ayer te pasó lo mismo y mañana te volverá a pasar”.
Julio Cortázar 


Para Horacio Oliveira, personaje principal de Rayuela, el absurdo se plasma en la vida misma del individuo; en su cotidianidad; en lo rutinario. El hombre se vuelve un sujeto que actúa bajo la costumbre o, como Camus le llamaría: la fuerza de la costumbre. Eso es lo que le mantiene actuando, nació sin respuestas y sigue creciendo sin obtenerlas y más allá, aprende a ignorar lo absurdo en la rutina.

Lo absurdo nace en la ignorancia cognoscitiva del hombre, las cosas nos parecen absurdas porque no podemos comprenderlas. Por eso Cortázar dirá: “lo que llamamos absurdo es nuestra ignorancia”. Aparecemos de repente en el mundo sin que intervengamos de ninguna manera en él; la vida se nos otorga sin pedirla, como un mero proceso natural en el cual nacemos igualados a los animales, y es que, en realidad lo es. No obstante, estos, los animales, al menos pueden aceptar la existencia; no tienen uso de razón. Pero el hombre si, para desgracia o bien del universo, o para conocer el absurdo.

Es en la existencia del hombre racional en la cual nace lo absurdo. Los animales o plantas, como seres irracionales que son, no pueden pensar en esto. Lo absurdo es algo inherente en el hombre, por esto dirá Camus: “Cualquier hombre, a la vuelta de la esquina, puede experimentar la sensación de lo absurdo, porque todo es absurdo”. Lo absurdo es una realidad presente pero que logra pasar inadvertida fácilmente, así como perdemos ciertas habilidades por no ejercitarlas, de la misma manera podemos ir olvidando esta verdad.

Para el absurdista la religión o la ciencia no le brindan una lucidez auténtica sobre la vida. Y es que la religión para este solo es una perspectiva mitológica, mientras que la ciencia nos enseña sobre el mundo, pero solo a nivel superfluo; sin ninguna aplicación práctica para la vida.

Probablemente un absurdista concluirá por decir: me he cansado de buscar respuestas. Ninguna teoría del conocimiento me ha saciado. Por lo cual, termina renunciando a la posibilidad de conocer; se declara un agnóstico; acepta el absurdo de la vida y empieza a vivir en su total comprensión. Y sin embargo, Camus opina: “La comprensión de que la vida es absurda no puede ser un fin sino un comienzo”. 
 

El Autor es Lic. en Teología y estudiante de Filosofía de la Universidad Autónoma de Santo Domingo 
(UASD).
© Derechos reservados

Comentarios

  1. Me gusta porque junta dos verdades absolutas de esto que llamamos vida.

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  2. Excelente reflexión existenciaria del absurdo.

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  3. "Cualquier hombre, a la vuelta de la esquina, puede experimentar la sensación de lo absurdo, porque todo es absurdo”.

    Cuando dice que el entender que la vida es un absurdo total, no debería ser el final, si no el comienzo, bien, es una buena primicia, la cual se destruye a si misma, al momento de las personas tomar iniciativa en la llamada búsqueda de la verdad, ya que partirán, casi por obligación, con la idea de otra persona, la cual no llego a una conclusión concreta, dígase que se quedó en lo absurdo, así que básicamente, se haga lo que se haga, lo absurdo forma y formará siempre parte de nosotros, hagamos lo que hagamos, la verdad nunca va a poder ser encontrada, ya sea porque no quiere ser encontrada, o simplemente porque no existe. Existe allá afuera un Dios? El nos creó? Que buscamos acá? Cual es el propósito? Preguntas que nunca tendrán respuestas, solo teorías, ya que es imposible tener una respuesta concreta, esto quiere decir, que la verdad nunca será descubierta, así que en definición, aprendes a vivir en lo absurdo y te repones, o te dejas consumir por el hecho

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